SALTA.- Otro ejemplo de un esquema que comienza a crujir de la permanencia por décadas en los puestos dirigenciales es el de Oscar Cruz, “eterno” Secretario General de la Unión Tranviarios Automotor de Salta, personaje que desde que llegó al sillón de la calle San Luis manejó el Gremio a la vieja usanza sindical: a palos si es necesario.
Los tiempos han cambiado y personajes como Cruz y como el propio Eduardo Ramos de ATSA, hechos con fortuna personal y asegurados hasta las generaciones por venir, ya no pueden seguir ejerciendo su despotismo en un sistema que reclama cambios a gritos.
La expresión de Cruz respecto del Gobierno nacional y la Presidente, Cristina Fernández, refiriendo que son unos “Hijos de P…”, revela justamente ese grado de tensión social, donde la insistencia por permanecer ha comenzado a violentar hasta los derechos de quienes alguna vez los apoyaron a viva voz.
Por primera vez en tres décadas, Oscar Cruz tiene un contrincante que quiere su lugar, Jorge Flores, quien denuncia que habría recibido “aprietes” por parte del oficialismo de UTA para que desiste de su candidatura.
Por más que no quieran reconocerlo, está llegado el tiempo en que el patoterismo gremial y política comience a retirarse.
Redacción El Diario de Salta
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