SALTA.- Uno de los males de la constitución de grupos cerrados de poder es la impunidad de que se rodean porque con el tiempo llegan a digitarlo todo: la política, la policía y hasta la Justicia. Esa sensación de poderlo todo les hace perder el equilibrio frente a la realidad y entonces el ciudadano deja de ser un par para convertirse en un súbdito de sus caprichos.
Podría ser el caso de Eduardo Abel Ramos, eterno dirigente del Gremio de la Sanidad en Salta y Diputado Provincial por décadas, quien junto a Santiago Godoy como Presidente de la Cámara ha constituido ese bloque impenetrable que discierne el poder legislativo a gusto y paladar.
Parece haber ocurrido que la sensación de impunidad se le habría subido a la cabeza al hijo del Diputado Ramos quien sería el causante en el ataque a un empleado del Hospital San Bernardo que tuvo –entre otros- el tupé de discutir la transparencia en el manejo de la Fundación Trabajo y Solidaridad que dirige su padre.
Así, cuentan los hechos que Jorge Puca –la víctima- encontrándose sentado en la vereda del nosocomio, fue agredido a patadas en el rostro por Sebastián Ramos, quien le reclamó estar involucrado en la protesta.
De resultas que Puca terminó en la Guardia de su propio lugar de trabajo asistido por lesiones en un ojo, rostro y resto del cuerpo, según el parte médico.
A partir de esta agresión, la Fiscal Penal, Gabriela Romero Nayar, de turno, dispuso las actuaciones judiciales tendientes a dar con el agresor, quien se dice, ya estaría fuera de la Provincia de Salta.
El hecho constituye un antecedente más de porqué razón es necesario desmontar el poder hegemónico que se ha formado en Salta y que pretende consolidarse por otro periodo más.
Será el voto popular reflexivo y prudente el que haga retroceder a estas patotas consolidadas bajo la protección del Poder de turno para que así la democracia en Salta pueda comenzar a ser una realidad del Pueblo y no el negocio de unos cuantos.-
Redacción El Diario de Salta
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