SALTA.- El femicidio cometido por el policía José Chilo en perjuicio de su ex mujer, levantó el velo que cubre lo que el Gobierno de Juan Manuel Urtubey llama una “nueva policía”. Si bien es verdad que ahora los uniformados reciben otro grado de instrucción, se los ha provisto de nuevos elementos, sin embargo, todavía no se ha podido desmontar los sectores que al modo de “mafias” operan dentro de la Fuerza, como así tampoco erradicar la violencia que se agita en muchos de sus efectivos.
El propio Jefe de Policía, Marcelo Lami admitió que el policía asesino era observado por Recursos Humanos de la fuerza por sus antecedentes violentos, a pesar de lo cual no había sido sancionado.
Tal vez, ni Lami y la gente del Gobierno tomen debida cuenta del peligro que representa para la sociedad el vagabundeo entre los ciudadanos de sujetos armados y con alteraciones psíquicas notorias, que ellos mismos observan pero frente a los cuales no se hace nada, como lo ha reconocido el propio Jefe de Policía al declarar la necesidad de replantear los procedimientos que determinan la posibilidad de que un hombre pertenezca a la Policía y porte un arma.
Para reafirmar aún más el estado de la Policía de Salta, el mismo Lami dice que diariamente se le s retira el arma reglamentaria a “cuatro o cinco” efectivos, de donde una simple operación daría casi un centenar de individuos con problemas al mes.
Ahora, mientras continúan deliberando cuestiones electorales que les preocupan más que la seguridad de la población, otros tantos hombres vestidos de azul, potenciales agresores caminan por las calles.
Redacción El Diario de Salta
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