SALTA.- El cambio de paradigma mundial llevó a la extinción de los liderazgos tal como se concebían. El carisma que entronizaba al líder junto a los valores que encarnaba han desaparecido. Ya no hay líderes, ni continentales ni locales.
La conducción política ha quedado en manos de personajes que llegan al poder montados en esquemas económicos y de la mano de poderosas maquinarias de propaganda que instalan hombres, figuras pero totalmente vacíos de ideología y valores.
Es que la política se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos de los últimos tiempos donde las figuras de los políticos se confunden con las de los empresarios y viceversa. Lo que alguna vez fue, por ejemplo, el Movimiento Nacional Justicialista, hoy es una suerte de sociedad anónima caratulada “Peronismo”, a la cual se le agregan calificativos circunstanciales, como por ejemplo “Nac & Pop”. Pero en realidad son fondos de inversión de grupos de poder.
Esto explica por qué quienes llegan al poder pretender quedarse hasta el infinito al margen de lo que ocurra con el Pueblo, precisamente, porque el votante, el ciudadano, no les interesa en lo más mínimo. Ellos deben cumplir con los contratos y pactos contraídos y llenar las arcas de sus inversores, y las suyas propias, por supuesto.
Así, la democracia es sólo un título, ni siquiera ya un tema de estudio porque los educandos no tienen idea de qué significa ser democrático. Un pueblo embrutecido es una necesidad para poder conservar el poder.
Sin embargo, la historia enseña que los pueblos por más ignorantes que hayan resultado luego de la aplicación de estas políticas perversas, reaccionan un día, porque en su afán de robarlo todo, estas mafias se olvidan que tratan con personas.
Y cada vez que se avasalla el orden natural de las personas, las cabezas de los atropelladores terminan rodando por el suelo.
Redacción El Diario de Salta
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