SALTA.- Una de las consecuencias de la política de división aplicada por el Gobierno nacional ha sido la división de la sociedad argentina en bandos que parecen irreconciliables. Al hacerlo así, ya han fracasado dado que la misión del gobernante es proveer al bien común, como lo señala el Preámbulo de la Constitución Argentina, y nunca, dividir es bueno.
Esa división ha sido instalada mediante una política de dispersión del odio y la intolerancia hacia todo lo que no sea, piense o represente el “relato” del Kirchnerismo, lo cual le ha dado una cuota aún más amarga.
Entonces, todo aquel que no piensa como “el relato” ordena es un “facho”, rótulo asignado a las personas que tienen ideales patrióticos, que tienen un pensamiento centro-derecha, o aún derecha, a quienes critican la pérdida de autoridad en la educación y en los hogares, a quienes opinan que el orden social debe mantenerse por parte del Estado, en fin, todo aquello que hace unos años representaba una sociedad medianamente ordenada, hoy es “fascismo”.
Por lo tanto, para estar a tono con “el relato”, hay que aplaudir el derrumbe de la Justicia, no criticar la corrupción gubernamental, elogiar todo tipo de desviaciones, porque incluso el silencio prudente, también es síntoma de ser un “facho”.
Ahora bien, una de las víctimas del “relato” ha sido la Historia Argentina, que ha sido despedazada, violada y deformada según le ha parecido a los ideólogos de esta marranada que llaman Gobierno “nacional y popular”.
De modo que los hombres que fundaron la nacionalidad pasaron a ser vulgares malhechores, los padres intelectuales de la República que quisieron dotar de cultura a las pampas son unos atorrantes, y el que se atrevió a hacer lo que han hecho absolutamente todos los pueblos del mundo para expandirse, un genocida.
Los errores del pasado, son precisamente eso, hechos perpetrados por hombres que recibieron el juicio de la historia, pero los hechos no se pueden cambiar, no se pueden acomodar a una ideología porque eso es absurdo.
La ignorancia que campea en los funcionarios en general está magnificada en la propia Presidente, Cristina Kirchner, cuando muy suelta de cuerpo dijo en Rosario el 20 de Junio de 2013, que si “Belgrano viviera, sería kirchnerista”. Una barbaridad ya que Manuel Belgrano fue un monárquico acérrimo que jamás pensó en una república. Pero así se cuenta la historia.
Así, esta división en “zurdos” y “fachos” es un síntoma de la intolerancia de los argentinos que debió ser superada hace muchos años en beneficio de que cada quien piense y haga lo que se le ocurra mientras no perturbe derechos ajenos, como bien lo estatuye el Artículo 19 de la Constitución Nacional.
Surge, pues, que la peor dictadura, el peor “fascismo” es la ignorancia de los que pretenden defender un “modelo” desde las tinieblas, sin conocer la historia argentina, o peor y más maléfico aún, distorsionándola a propósito.
Por Ernesto Bisceglia
Para El Diario de Salta
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