SALTA.- Un símbolo del tiempo, una postal fría y concluyente del desapego por los valores del pueblo y la preferencia por el negocio. El estado de abandono y ruindad en que quedaron las farolas que alguna vez engalanaron el centro de Salta y componían parte de esa postal que giró que por el mundo, ahora están tiradas.
En su lugar, unos tubos ya bamboleantes rodeados de armatostes de cemento ocupan su lugar, demostrando que para los funcionarios actuales no vale nada la idiosincrasia del pueblo que gobierna.
Sólo el grito popular pudo detener lo que resulta un avasallamiento al espíritu de los salteños, además de resultar una estafa ya que no respetó el proyecto original y ganador, solamente se decidió unilateralmente el cambio sin ninguna otra consideración.
Las farolas, testigos de la lamentable calidad de personajes que gobiernan.
Redacción El Diario de Salta
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