SALTA.- Otra vez un video subido a Facebook revela el estado de violencia que cunde entre los jóvenes. Curiosamente, el porcentaje más abultado de estas acciones violentas se lo lleva el sector femenino. Son las mujeres las que protagonizan a cada rato escenas de pugilato, muy alejadas de su condición femenina.
Es cierto que la sociedad vive inmersa en un contexto de violencia, las noticias llevan la violencia del mundo hasta los hogares, la inseguridad genera un estado de violencia psicológico que va convirtiéndose en pandemia social, pero la violencia escolar es un caso aparte porque no tiene una razón que la sustente.
Se puede, no obstante, trazar alguna argumentación sobre el particular que llevará a conclusiones ya conocidas de antemano, porque el estado actual de cosas es el resultado de la desarticulación del sistema educativo y social.
Al fomentar la destrucción de la familia en su concepción tradicional se dinamitó la base desde la cual se construye una sociedad pacífica. Añadido a esto, se quitó toda autoridad al maestro que hoy es vulnerable y no puede controlar esta violencia porque no es nadie y así se agravan los comportamientos violentos.
Los principios básicos sobre los cuales se educa a una persona han sido abandonados; valores como el respeto, la condición de la mujer, incluso la espiritualidad, son expresiones de dictadores y en el terreno de la absoluta libertad, todo es posible.
Los enfrentamientos cada vez más comunes de alumnas en la calle, alentadas por sus propios compañeros indica que el límite ya está rebasado y que de no mediar una decisión política urgente en materia de cambio social y educativo, el panorama amenaza con deteriorarse cada vez más.
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