SALTA.- Parece una paradoja, es cierto, pero por más sentimiento peronista que Juan Manuel Urtubey transpire, en los hechos no supo transmitirlo, los “muchachos peronistas” no lo vieron como un par porque se rodeó de “oligarcones” y figurines cuyos apellidos en el pasado formaron entre los “gorilas” antiperonistas.
Esa guardia pretoriana de ministros, secretarios y amigos, un ramillete de mediocres que no interpretan el sentimiento popular son el saco más pesado para Urtubey en esta instancia donde debe revalidar sus dotes de dirigente.
Tiene el aparato de gobierno y el partidario en la mano, los recursos económicos y políticos, algo de carisma que le va quedando, pero no tiene la gente. En ese afán de formar una dirigencia tocada con perfume francés olvidó formar un heredero.
Algunos cercanos que ven con preocupación este posible fin de ciclo hablan de que el gran error de Urtubey fue pensar que Miguel Isa sería un perrito faldero como todos los que lo rodean, que le haría de partenaire traccionando los votos capitalinos.
Pero la idea no resultó, Miguel Isa quiere ser Gobernador de la Provincia de Salta al precio que sea y sabe que tiene en la mano un capital que Urtubey no controla: el verdadero pueblo peronista.
¿De dónde sacar a esta altura un candidato a Intendente por la Capital? Dicen que el más interesado en jugar la partida sería Eduardo Sylvester, pero ni los allegados le apuestan un cobre a esa candidatura.
El rédito para Urtubey tendría que estar en los intendentes del interior, pero por lo bajo más de uno confiesa que por ahora le palmea la espalda al Gobernador esperando el tiempo de las definiciones verdaderas que cada vez está más cerca.
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