viernes, 13 de junio de 2014

INTERVENCIÓN EN EL IPV DE SALTA: LA TRANSPARENCIA DEBE SER TOTAL




El Gobierno de Juan Manuel Urtubey se destaca por haber sido el que más viviendas entregó en toda la historia política de la Provincia.

Cuando el ex Gobernador, Juan Carlos Romero dejó su cargo, en la Provincia de Salta se habían construido 8.837 viviendas. Desde esa fecha y sólo hasta el año 2012, la Administración Urtubey levantó 10.999, a las que hay que sumar casi 11.000 soluciones habitacionales, más otras 3.000 unidades para aborígenes que incluyen también soluciones habitacionales para esas comunidades.

No sólo se puede hablar de viviendas, sino también de loteos en la Provincia, de entrega de títulos de propiedad, legitimando terrenos para miles de personas, además de una cuantiosa inversión en infraestructura de servicios.

Tamaño esfuerzo económico y logístico, sin embargo se ve empañado por denuncias públicas sobre entrega de unidades habitacionales a funcionarios y allegados al poder público, sumado al hecho de otras que afectaban directamente la persona del propio Presidente del Organismo encargado de entregar las viviendas, el renunciado Fernando Alesanco.

La renuncia del ex titular no satisface a la duda que genera en el ciudadano la posible corrupción en los procedimientos.

Mucho menos resulta satisfactorio que el designado funcionario reemplazante, el Diputado en uso de licencia, Matías Posadas, “Ningún funcionario está avergonzado por lo que pasó en el IPV”, pues aún no sentado en su despacho está dictando una suerte de amnistía por lo que pasó y adelante sin darse cuenta tal vez, una suerte de impunidad para lo que venga. Sería como decir: “Aquí nadie se avergüenza de nada”.

Nada se logra con lograr índices tan altos en materia de construcción de viviendas populares si tal esfuerzo se derrocha en manos de funcionarios que terminan sospechados de corruptos.

Porque una cosa es practicar la delincuencia política y otra es ser incapaz para ejercer la función, donde no existirá dolo en la intención, pero dejar que otros se aprovechen del Estado es una manera similar de contribuir con la corrupción.

Políticas claras reclama la gente, funcionarios probos, que dejen su cargo patrimonialmente más o menos en los términos en que ingresaron. Una cosa es haber ganado un buen dinero por una función pública, que es merecido acorde a la responsabilidad.


Otra muy distinta es salir enriquecido.-

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