lunes, 16 de junio de 2014

16 DE JUNIO DE 1955: CUANDO LA LOCURA Y EL ODIO SE ABATIERON SOBRE LA PLAZA DE MAYO




La jornada del 16 de junio de 1955, 300 argentinos fueron asesinados en un bombardeo que aviones de guerra de la Marina que buscaban matar al Presidente Juan Domingo Perón, que a esa hora se había retirado al Ministerio de Guerra ubicado a 200 metros de la Casa Rosada por lo cual no estaba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de asalto por fuerzas de tierra.


La noche del 15 de junio el ministro de Ejército general Franklin Lucero fue informado por su ayudante que se produciría una rebelión en las primeras horas del día siguiente pero no le dio crédito a la noticia ni la informó a Perón. El gobierno también tenía conocimiento del levantamiento por otras fuentes pero no intentó desactivar el golpe.


El plan consistía en aprovechar un vuelo-homenaje de desagravio a la Bandera Nacional que despegaría a las 8 de la mañana, y bombardear la Casa de Gobierno y el Ministerio de Guerra con el objetivo de eliminar a Perón o provocar un duro golpe psicológico contra su administración.


Tropas del Batallón de Infantería de Marina 4 (BIM4) al mando del vicealmirante Benjamín Gargiulo avanzaría desde la Dársena Norte del Puerto de Buenos Aires para tomar la Casa de Gobierno, con el apoyo armado de grupos civiles apostados en la Plaza.


En horas de la mañana del 16 de junio el vicealmirante Gargiulo arengó a sus hombres del Batallón de Infantería de Marina 4 (quienes no estaban al corriente de la acción que se les pediría emprender) para que actuaran por la Patria y por su comandante, enviando luego a la tropa para que tomara la Casa Rosada. A los pocos minutos se les ordenó regresar: el despegue de los rebeldes de Punta Indio (estipulado para las 8 de la mañana) se había retrasado hasta las 10.45 por la niebla matinal, y el plan requería la coordinación con el ataque aéreo. La Flota de Mar tampoco pudo salir de Puerto Belgrano por falta de coordinación y por supuestos problemas técnicos en las calderas de sus buques.


Para el mediodía Perón fue notificado de estos extraños movimientos por el Ministro de Guerra, General Franklin Lucero, en el Ministerio de Guerra. Mientras se desarrollaba esta junta se produjo el ataque aéreo y el presidente se refugió en el Ministerio de Guerra y "se dispuso a sofocar la rebelión".


A las 12.40, la escuadra de treinta y cuatro aviones de la Marina de Guerra argentina que había estado sobrevolando la ciudad desde hacía bastante tiempo (22 North American AT-6, 5 Beechcraft AT-11, 3 hidroaviones de patrulla y rescate. Consolidated PBY Catalina) , iniciaron sus bombardeos y ametrallamientos al área de la Plaza de Mayo.


La sorpresa del ataque hizo que el mismo cayera sobre la población, que realizaba sus actividades normales. Entre las primeras víctimas, cayeron los ocupantes de los vehículos de transporte público de pasajeros. Un trolebús repleto, recibió una bomba de lleno, muriendo todos sus ocupantes.


Se arrojaron 9500 kg de bombas, causando la muerte a 364 personas y heridas a más de 800.Como los confabulados no consiguieron bombas de alto poder explosivo, emplearon contra la ciudad abierta bombas de fragmentación de 50 kg, provocando rápidamente cientos de víctimas y daños materiales.


Ante el fracaso del combate en tierra y tras sufrir dos derribos por las baterías antiaéreas montadas en la zona, los aviadores rebeldes reciben la orden de huir al territorio uruguayo, pidiendo asilo.



En un mensaje radial emitido a las 17.15 horas, el General Perón afirmó que "la situación está totalmente dominada. El Ministerio de Marina, donde estaba el comando revolucionario, se ha entregado y está ocupado, y los culpables, detenidos", e instó a la población: "nosotros, como pueblo civilizado, no podemos tomar medidas que sean aconsejadas por la pasión, sino por la reflexión". (Especial El Diario de Salta)

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