lunes, 16 de junio de 2014

16 DE JUNIO DE 1955: ¿REALMENTE EXCOMULGÓ PIO XII A PERÓN POR LA QUEMA DE LAS IGLESIAS?




El pico máximo de la crisis sobrevino en el mes de junio de 1955 en el marco de la tensión que mantenía el Gobierno del General Juan Domingo Perón que se había convertido prácticamente en una dictadura y los sectores opositores que se alinearon detrás de la Iglesia Católica para hacer sentir su repudio.


Un decreto había prohibido las manifestaciones religiones y hasta la tradicional procesión de Corpus Christi, que igualmente se llevó a cabo, aunque su realización se hizo en medio de un clima social cargado de fuertes nerviosismos, y a la cual asistieron sectores que en nada comulgaban con el catolicismo.

Perón interpretó al acto como una nueva actitud de ilegítimo clericalismo y -en una burda maniobra de confuso trámite- acusó a los católicos de agravio a la Bandera nacional. Las sedes de la Acción Católica fueron allanadas y sus dirigentes detenidos. Arreciaron las invectivas contra miembros de la jerarquía eclesiástica en la prensa oficialista y en el seno del gobierno, los funcionarios más identificados con una actitud anticlerical reclamaron enérgicas medidas contra la Iglesia.


En ese ambiente  de violencia, Perón resolvió  expulsar del país a dos prominentes eclesiásticos, los monseñores Manuel Tato y Ramón Novoa. El primero era nada menos que Vicario General y Obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires.


La situación creada, para una nación de tan antigua tradición católica como la Argentina era muy grave y la excomunión llegaría de manera fulminante. Sin embargo, el texto oficial de la Santa Sede no mencionaba al Presidente, aunque la generalidad interpretó que Perón se hallaba incluido en la pena canónica, y así ha quedado entendido en el común de las opiniones.


En la historia, el peronismo negaría que Perón haya sido excomulgado, ya que el documento pontificio emanado desde la Sagrada Congregación Consistorial, daría a entender que el Presidente no estaba contemplado en la resolución, ya que para que la dicha excomunión alcanzase a Perón, debería haber sido impuesta por el propio Pío XII.
El propio Perón negó siempre que haya sido excomulgado, y la tradición peronista entendió que aquel documento de la Santa Sede no era más que “una advertencia que recordaba a los fieles cristianos que los actos atentatorios contra la libertad o la integridad física de los clérigos eran castigados con la excomunión.”



Esta situación ambigua sobre la excomunión de Perón fue saldada en tiempos de Juan XXIII, cuando el propio inculpado solicitó que se aclarare la situación, requisito que precisaba el General para poder postularse a una nueva presidencia, pues la Constitución  entonces exigía del Presidente la profesión del culto católico en toda la dimensión de su alcance. (Especial del Diario de Salta).

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