Si algo caracteriza a la Gesta Güemesiana, es precisamente,
el haber sido una guerra irregular, donde la imaginación y el coraje
reemplazaron a la logística. Un verdadero sistema bélico no convencional que
dio acaba cuenta de uno de los ejércitos más poderosos de ese momento, el
español.
La caracterización de esa Gesta como la «Guerra Gaucha» no
sólo es apropiada sino muy descriptiva de lo que significó para la historia de
la Patria.
Porque justamente el hecho de que no fuera un ejército
regular el que estuviera en guerra, determinó que fuera todo el Pueblo el que
estuviera alzado en armas para defender el suelo propio.
Esa estrategia de contención fue diseñada por el General San
Martín cuando estuvo al mando del Ejército del Norte, y tras observar el
terreno se diera cuenta de que era imposible trasponer la Quebrada de Humahuaca
para alcanzar el nido realista de Lima.
En la cuestionada carta a Rodríguez Peña que cita Fidel
López, dice sin embargo algo muy cierto:
«La Patria no hará camino por este lado del norte, mas que no sea una
guerra permanente, defensiva y nada más; para eso bastan los valientes gauchos
de Salta, con dos escuadrones buenos de veteranos. Pensar en otra cosa es echar
al pozo de Airón hombres y dinero».
Con los pocos recursos a mano que tenía y luchando contra
sus propios conciudadanos y la indiferencia de Buenos Aires, más preocupada en
sus internas políticas, Güemes obligó a los realistas a mantener poderosos
ejércitos merodeando la Quebrada de Humahuaca, intentando trasponer esa
frontera que el caudillo les había marcado, y que como es sabido, no pudieron
dejar nunca atrás.
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