ARGENTINA.- Con el título de la nota, Julio Bárbaro definía la situación de una Argentina que figura entre las sociedades más corruptas según las estadísticas mundiales. Carlos Reutemann definió que no sería candidato pues sin dinero no podía enfrentar a una verdadera asociación ilícita que disponía de fondos ilimitados, vía el saqueo del Estado, para obtener ese fin.
Pero a los Kirchner se les fue la mano. Nunca había sucedido que, como ahora y aún en ejercicio de su mandato, la mayor autoridad de la pseudo-república en la que nos hemos convertido fuera investigada por negociaciones incompatibles con la función pública y por lavado de dinero procedente de la más desaforada corrupción que hemos podido contemplar desde los albores de nuestra historia. A la par de Venezuela, nos hemos convertido en el asombro del mundo.
En ese entramado corrupto, Lázaro Báez no es socio de los Kirchner, es simplemente un empleado y, como tal, responde a las instrucciones que sus jefes -antes Néstor, hoy Cristina y Máximo- le imparten. En esa misma categoría entraba Rudy Ulloa, por ejemplo, mientras que los demás -Cristóbal López, Ferreyra (Electroingeniería), los Eskenazi- parecen sí ser asociados a los K, aunque éstos fueran mayoritarios. Es decir que, en la investigación que está llevando a cabo el Juez Bonadío, a quien verdaderamente se está mirando fijo es a la propia Presidente y a sus hijos.
El aeropuerto de Anillaco o “La Rosadita” parecen moneditas al lado de los hoteles del Calafate, los pisos en Puerto Madero y Nueva York, las represas del río Santa Cruz, el 25% de YPF o las rutas que no llevan a ningún lado.
La familia Kirchner ha batido todos los records en la materia, ya que Menem, que robó mucho pero sólo dinero, fue superado por la codicia de estos delincuentes, que se hicieron de empresas y actividades enteras, como la obra pública, el petróleo, el juego, la generación y distribución de energía, el transporte, la importación de gas, las exportaciones a Venezuela, los medios de prensa, etc.
La reacción de la Presidente, en el discurso de cierre de las jornadas de la Cámara de la Construcción y en la catarata posterior de tuits, demostró que, tal como preveíamos, se trata de una fiera acosada y que está aterrada ante la probabilidad de que sus hijos terminen recorriendo los tribunales argentinos y extranjeros.
Rápidamente comenzaron los fuegos artificiales, con el anuncio de cuatro mil cuentas de argentinos descubiertas en el HSBC suizo, y denuncias ridículas por enriquecimiento ilícito contra Stolbizer, la iniciadora de la causa contra doña Cristina, o por infracciones formales contra el mismo Bonadío, en un triste remedo de las falsas acusaciones contra Enrique Olivera, cuando era candidato a Jefe de Gobierno. Obviamente, si este Juez, de fama de corajudo, y la Diputada actuaron como lo hicieron fue porque no tienen nada que les pueda ser enrostrado por la gigantesca maquinaria de espionaje que comanda el Tte. Gral. Milani o por la AFIP, el otro gran organismo de apriete de los Kirchner.
Básicamente, lo que debemos cambiar es nuestra propia conducta como sociedad. Tenemos que terminar en forma drástica con nuestra tolerancia frente a la corrupción, sea ésta de los políticos y empresarios, sea la propia de cada individuo. Si no lo hacemos, y dada la magnitud de recursos de los que dispone el narcotráfico para comprar voluntades de todo tipo, pronto seremos México.
Fuente: Medios
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